No lo vimos venir. La verdad es que cuando conocimos que J.J. Abrams produciría una cinta de zombis nazis, la idea nos sonó de lo más loca, pero tampoco demasiado sugerente. Sin embargo, lo que nos hemos encontrábamos en aquel lejano 2018 con la primera proyección de la película durante el Festival de Sitges era un auténtico pepinazo.
Poco antes del Día D, un grupo de paracaidistas americanos se enfrenta a la importante misión de dejarse caer al otro lado de las líneas enemigas para desarrollar una misión que se antoja crucial de cara al éxito del ejército Aliado. Lo que tienen que hacer es destruir una torre de comunicaciones situada en una aldea francesa tomada por los nazis, pero pronto descubren que las tropas alemanas están desarrollando experimentos realmente terribles en la aldea francesa a la que se dirigen.
Cierto es que Overlord se la pegaba en su estreno en salas, pero la acogida del público resultaba completamente inmerecida, ya que el filme era todo un espectáculo. Se presentaba como una gamberrada y lo cierto es que lo es, pero eso es solo el principio de la larga lista de virtudes de esa maravilla que es Overlord. La película resulta ser un ejercicio cinematográfico de una pulcritud formal realmente asombrosa. La tensión y la puesta en escena hacen de Overlord una auténtica joya. De esos ejercicios cinematográficos que hacen sudar y disfrutar a partes iguales. Prohibido dejarla pasar.