Era la película que tenía que darle el Oscar, pero nada más lejos de la realidad. Cierto es que Mark Wahlberg siempre ha llevado una carrera bastante irregular. El actor no es un ejemplo de buena mano a la hora de elegir proyectos, pero de vez en cuando saca a relucir todo su talento con películas magníficas.
Nominado al Oscar por su papel en la maravilla de Martin Scorsese Infiltrados, el bueno de Mark Wahlberg estaba decidido a llenar sus estanterías de premios gracias a un personaje al que se había entregado en cuerpo y alma. Su papel de ex boxeador en El milagro del padre Stu es de esos que encantan a la Academia, ya que el actor engordaba la friolera de 20 kilos para el papel. Sin embargo, la cosa no ha salido como él esperaba.
Sin el respaldo de la crítica y después de pegarse un auténtico batacazo en la taquilla americana, llega ahora el momento de que El milagro del padre Stu trate de salvar los muebles en los cines españoles. Desde ayer, la cinta está en nuestras salas. Una apuesta francamente ambiciosa por parte del bueno de Mark Wahlberg, pero que le ha salido rana.