Patience Philips (Halle Berry) trabaja como diseñadora gráfica para una empresa de cosméticos, dirigida por el despótico George Hedare (Lambert Wilson) y su esposa, la supermodelo Laurel (Sharon Stone). Se entera por casualidad de un terrible secreto sobre un revolucionario producto de belleza que está a punto de ponerse a la venta y es eliminada por unos sicarios. Sin embargo, misteriosamente, vuelve a la vida con unas cualidades y una fuerza extraordinaria. Se convierte entonces en “Catwoman” y prepara su venganza con la ayuda de la enigmática Ophelia Powers (Frances Conroy). Pero su doble vida complica su relación con el apuesto detective Tom Lone (Benjamin Bratt).
Durísima prueba para la moral de los fans de DC. Allá por el año 2004, después de unos años sin viajar a Gotham y todavía traumatizados por Batman & Robin, Warner Bros. decidía que era el momento ideal para recuperar sensaciones. Lamentablemente, para lo único que sirvió fue para hundir más (si cabe) en el fango el universo del Hombre Murciélago.
El drama absoluto. Uno de los grandes iconos de las viñetas de DC y una actriz tan sensacional como Halle Berry no fueron suficiente para evitar el descalabro. Hay que reconocer que la intérprete le ponía entusiasmo, pero no era suficiente para evitar que Catwoman se convirtiese en una de las peores películas de la historia del cine. Si lo intentan adrede no les sale una cosa tan mala.