Hay veces que es obligado tomar decisiones complicadas. Dentro del Universo Cinematográfico de Marvel lo saben muy bien. Pese a algún pequeño patinazo, cada vez que se han visto en una disyuntiva, han tomado el camino correcto. Algo que ha vuelto a quedar de manifiesto gracias a la escena eliminada de Thor: Ragnarok que salía a la luz gracias al Set del Infinito.
¿Os acordáis de la partida de Odín? Efectivamente, el personaje de Anthony Hopkins se despedía de Thor y Loki en en acantilado. La escena era sensacional, con el Dios desapareciendo ante los ojos de sus hijos. Sin embargo, la primera opción era bien distinta. Nos encontrábamos a un Odín realmente desmejorado y deambulando por las calles de Nueva York como si de un vagabundo se tratase. Allí se lo encontraban sus hijos. Al borde de la locura, Odín les mostraba una visión de la destrucción absoluta y de la llegada de Hela.
Así, Odín ponía todos sus poderes en manos de su hijo e inmediatamente después aparecía Hela reprochándole que siempre la mantuviese oculta y apuñalándole en el pecho. Un final poco digno para el mismísimo Odín, lo que el propio Anthony Hopkins puso de manifiesto, empujando a Marvel a apostar por el desenlace que terminamos viendo en los cines.