Las películas de John Carney molan mucho y toca empezar a decirlo. El director que nos enamoró con Once vuelve a unir amor y música en una de las cintas más destacadas de la temporada. Muchas veces nos encontramos con que estamos sentados en la sala de cine con un nivel de expectativas poco determinado. La película comienza y nos vamos dejando llevar por un camino desconocido. Entonces, de cuando en cuando se da esa sensación tan gratificante de que una extraña magia va impregnando el ambiente. Es la esencia que desprenden las películas que, más que gustarte, te enamoran.
Gretta (Keira Knightley) es una mujer enamorada. Ama a su novio Dav (Adam Levine), ama la música y ama el futuro que le espera. Tras su llegada a Nueva York, todo cambia dramáticamente. Dav ha alcanzado el éxito y la fama, de modo que decide abandonar a Gretta. Así las cosas, la joven se queda sola en un mundo que desconoce y sin saber qué hacer cada día al levantarse. Toda su vida ha quedado hecha añicos de la noche a la mañana. Es entonces cuando sus pasos se cruzan con los de un productor de discos (Mark Ruffalo) que ya ha visto pasar sus mejores días y que está sumido en una profunda crisis profesional y personal.
Eso es Begin Again: La concepción del aparente final como un nuevo principio. El tándem formado por Keira Knightley y Mark Ruffalo nos regala algunos de los mejores momentos cinematográficos del año. Un canto a la esperanza y a la búsqueda de los sueños por parte de dos personajes que sacan fuerzas de la nada para seguir adelante. Simplemente magnífica.