Nunca hemos ocultado nuestra devoción hacia el bueno de Mel Gibson. A pesar de ser una de las figuras más controvertidas de la industria del cine, lo cierto es que poco o nada se le puede reprochar en lo creativo a un tipo que ha mostrado ser un auténtico visionario cada vez que se ha puesto detrás de las cámaras. Lo que pasa es que la cosa no le luce demasiado cuando decide apostar por su faceta de actor.
Llevamos bastante tiempo sin ver a Mel Gibson en una película realmente buena y ya os podemos garantizar que Instinto Peligroso no va a ser lo que buscábamos. Y es que el thriller de acción en el que comparte protagonismo con Scott Eastwood, Kevin Durand y Famke Janssen es malo a rabiar.
Un sociópata reformado viaja a una isla remota para investigar el misterio detrás de la desaparición de su hermano, pero pronto termina enfrentándose con más de lo que esperaba. Así se presenta Instinto Peligroso, una película en la que hay que esforzarse mucho para sacar algo positivo. Plana, absurda y sin ninguna capacidad para entretenernos, lo que queda claro por enésima vez es que Mel Gibson nos da muchas más alegrías en su faceta de director que de actor.