Regreso al Futuro. es una de nuestras mayores debilidades cinematográficas. Si una película de los 80 conseguía romper las barreras del tiempo (estamos finísimos con los juegos de palabras), esa es la cinta de Robert Zemeckis. Y es que, a día de hoy, las legiones de fans de la sensacional trilogía son cada vez más amplias.
En el año 1985 se hacía realidad un proyecto que pocos podían imaginar que fuese a entrar tan bien entre el público. El mismísimo Steven Spielberg se encargaba de la producción ejecutiva de un filme cuyo libreto original era redactado por Bob Gale y el propio Robert Zemeckis. Una versión inicial que iría sufriendo varias modificaciones. ¿Cómo habría sido entonces Regreso al Futuro si de todo transcurriese de forma fiel a ese primer libreto?
Lo primero y más sorprendente era que no había DeLorean. Por mucho que nos cueste imaginar Regreso al Futuro sin el famoso vehículo, lo ciertoes que la apuesta inicial era un frigorífico e para viajar en el tiempo. Pero el primer “viajante” no era tampoco el mismo, dado que el inolvidable perro Einstein no existía en aquella versión. Su lugar lo ocupaba el chimpacé Shemp, mascota de Doc Brown.
El bueno de Marty McFly tTampoco se libraba El joven estudiante agarrado a su monopatín debía ser un falsificador de videos que viviría en Elmdale, la localidad que era sustituida por Hill Valley en el libreto definitivo. Él era el protagonista previsto para Space Man From Pluto, ya que ese era el título original de la película que vino a llamarse Regreso al Futuro y que amaremos hasta el fin de los tiempos.