Una de las series más exitosas de la historia de la pequeña pantalla ha entrado en su recta final. Desde que Stranger Things aterrizas en nuestras vidas, no hemos dejado de disfrutar en compañía de unos personajes que han ido creciendo delante de nuestras narices. Pura esencia del más encantador cine de los 80 en forma de ficción televisiva.
Ahora, mientras esperamos el estreno de la segunda mitad de la cuarta temporada de la sensacional serie (1 de julio llegarán los nuevos episodios), los hermanos Duffer, responsables de Stranger Things, han anunciado presentado ya ante los responsables de Netflix los planes para la quinta y última temporada de la serie. Un último viaje a Hawkins que ha despertado emociones insospechadas.
“Desarrollamos el esquema de la quinta temporada durante la pandemia. Fue muy emocionante. Al presentarlo ante Netflix, vimos emocionarse y llorar a ejecutivos que jamás imaginamos que podrían hacerlo”, declaraban los hermanos Duffer en una entrevista concedida a de Wrap. Visto lo visto, va a ser una despedida realmente emocionante.
Una obra maestra
Me han dicho en Italia que el famoso cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, había estado filmando unas escenas en el lago de Como, cerca de Cernobbio, antes de la pandemia, interpretando el personaje de un coleccionista o a un marchante de arte, una historia escrita por Charles Willefort, en una Villa muy cerca de donde vivió Luchino Visconti, y donde hizo los trabajos de montaje de su último film, ” Ludwig “, con Helmut Berger, su actor favorito.
Mick Jagger siempre ha sido una persona sensible y sus contactos con el arte, en Italia, se iniciaron prácticamente con el pintor Mario Schifano, en Roma, cuando Mario estaba realizando su film ” Umano non umano”, donde actuó también Mike Jagger, que interpretó diversas escenas rodadas en el Club Piper, después de muchos tira y afloja con Mario, porque la historia no tenía un guión concreto, y Jagger no sabía lo que debía hacer.” Un capolavoro “, según Alberto Moravia, y una película para provocar histeria nerviosa, según el crítico de “Paese Sera”.
Una relación difícil, entre dos egos muy fuertes, porque Mario en aquellos tiempos se movía a una velocidad increíble, muy agitado, y estimulado por varias sustancias que él consumía en grandes dosis a todas horas. De hecho, los Stones escribieron una canción inspirada en él, y la llamaron ” Monkey Man ” , un título que define perfectamente cómo era Mario.
Las cosas se enredaron aún más cuando la cantante Marianne, amiga íntima del cantante de los Stones, se fue a Roma con Mario,una pasión increíble, después de que la bellísima novia de Mario, Anita, que estaba con Schifano desde hacía años, se marchara con el guitarrista Keith Richards. El cine de Mario, de vanguardia, experimental, tan agitado y confuso como su autor, resultó ser como una especie de ducha fría y caliente, al mismo tiempo, en una Roma donde se podía hacer todo, y nada era imposible, con la colaboración de otros genios excéntricos, como Carmelo Bene, o Marco Ferreri.
Mario realizaba muchas cosas a gran velocidad, y cambiaba de opinión cada 30 minutos, por lo cual, el resultado casi siempre era una casualidad, aparte de un gran lío, y trabajaba de noche, mientras hacía fotos extravagantes a las chicas que pasaban por allí, muy viciosas, en busca de estimulantes para noches interminables de discotecas y diversión más o menos insólita. Un día vi a la actriz María Schneider, que le pedía algo. Se había enredado con una mujer americana, un poco borderline personality disorder, y terminaron las dos recluidas en el manicomio psiquiátrico de Santa Maria della Pietá, por orden del juez. Mario era de ” mano larga” en todos los sentidos, un término que se usa en Roma para definir una generosidad insensata incontrolada, un poco peligrosa, en manos de algunas personas desaprensivas. De hecho, un tiempo después, vivía prácticamente en la calle, por los alrededores de Piazza del Popolo, o vía Margutta, donde era un antiguo conocido, muy popular, apreciado por todos, y pintaba sus telas, por el suelo de la “Chiesa degli artisti”, en la esquina con Vía del Corso, aunque alguna vez lo echaron de allí, que no era un lugar propicio para ello, sobre todo por los colores de esmaltes industriales que él usaba, y manchaban todo. Así es como conocí a Mario, por casualidad, en la calle, a principios de los 70. Yo estaba en un hotel de Via Condotti, en la sala de la planta baja, hablando por teléfono, cuando entró un tipo extraño, un poco sucio, que gritó, desde la calle, sin atreverse a pasar : “Ahoó, che ci avete una cámera líbera?- El portero le respondió: no, maestro, siamo completi, é tutto riservato “. A continuación, me dijo: ¿Usted no está siempre con los artistas ? acaba de pasar el pintor Mario Schifano”. Entonces salí detrás de él, lo alcancé, pude hablarle cinco minutos, y le di una cita para el día siguiente. Caminaba rápidamente, nervioso, llevando una gran carpeta en un brazo, y con un rollo de telas pintadas en el otro brazo, los pantalones tejanos y las botas manchadas de pintura. De hecho, yo había estado llamándolo a un número de teléfono donde ya nadie respondía, de un estudio en Via Margutta. Mario había sufrido un “Sfratto”, lo habían desahuciado de su casa por tercera vez, porque se olvidaba de pagar el alquiler, aunque vendía cuadros continuamente, y pintaba muchísimo, sobre todo por las noches. Pero por desgracia gastaba una fortuna en varias sustancias a las que se había aficionado mucho, hasta el punto de ser adicto. Pregunté al portero por qué le había dicho que no tenían ninguna habitación libre, cuando las del mismo piso de la mía, estaban vacías. “Molti problemi con il Maestro, guardi, un vero diasatro ”
Me contó que tenía fama de dejar las habitaciones manchadas de pinturas, ponía música de noche, recibía a chicas continuamente, y lo buscaban algunos personajes poco recomendables de la “malavita”, porque tenía enormes deudas con ellos, que le vendían la ” roba” o Coca cola, como se llamaba en el ambiente, y pretendía pagar las cuentas del hotel dando pinturas en cambio. Los hostales y restaurantes de media Roma estaban llenos de obras de Schifano, pintadas en 15 minutos. Él y sus compañeros de vida bohemia, drogas y sufrimiento, Franco Angeli, y Tano Festa, eran un abuso, una exageración, los llamaban “Giovani, ribelli, e maledetti” pero también una atracción, porque eran muy populares y queridos.
A veces, incapaces de volver a casa, encontraban la solución de dormir , clandestinos,en la iglesia de Santa Maria in Montesanto, en la plaza. Allí se podía encontrar seguramente al poeta Emilio Villa, un hombre de gran valor y seriedad, que en otros tiempos le gustaba dormirse por el suelo en el estudio de Alberto Burri de Via Aurora. Él nunca tenía dinero.
Allí mismo también dormían, de vez en cuando, Franco Angeli, y sobre todo, Tano Festa, un verdadero dadaísta inconsciente, después de las largas tertulias en el bar de enfrente, la pasticceria Rosati, con Pier Paolo Pasolini, Renato Guttuso, Elsa Morante, Piero Dorazio, Alberto Moravia, y a veces Giorgio Francheti, su salvador, un marques de la antigua aristocracia romana, gran coleccionista de arte, con palacio cerca de allí, y que compraba cuadros por pura intuición, y generosidad, con su enorme cultura, su sensibilidad, y su altruismo.
Moravia escribía también guiones de cine, pedía a la gente que le contara cosas de su vida, y después estas anécdotas aparecían en sus guiones o sus novelas.
Los aristócratas tenían debilidad por el arte. De hecho, al cabo de poco tiempo, Schifano se fue a vivir con Nancy Ruspoli, una de las chicas más deseadas de Roma, pariente directa del príncipe Ruspoli, gran coleccionista de arte, en su palacio cercano a Vía del Corso. Estuvo varios años allí, hasta que se peleó con Nancy, y tuvo que irse.
En cambio, Mike Jagger, en Roma, estaba en apartamentos de grandes hoteles, y Brian Jones se paseaba con un Bentley, siempre con la seguridad de que su manager lo pagaba todo, el dinero no fue nunca un problema para ellos. Pasaba días esperando filmar las escenas del film.
Las noches de Roma eran muy movidas para los artistas, que podían verse paseando por Via del Babuino, y Piazza di Spagna, a las siete de la tarde, los actores en Via Veneto, y después en diversas Trattorias del centro, y finalmente, después de varios vasos de vino, circulaban sin rumbo para pasar el tiempo, antes de irse a dormir. Recuerdo haber visto cosas insólitas absurdas, en aquellos años, el pintor Giulio Turcato, un comunista convencido, con un bote de pintura rojo en una mano, un pincel ancho, y una botella de vino rojo en la otra mano, que iba pintando por los muros más antiguos de Roma, una hoz y un martillo, y unas letras que decían ” Vota PCI”, incluso en las puertas y los muros de las iglesias. Actualmente todavía pueden verse algunas de estas misteriosas pintadas, que han resistido el paso del tiempo, son obras originales de Turcato, aunque nadie lo sepa. A veces escribía ” Spagna líbera “,con una bandera roja. También , a altas hora de la noche, cuando circulan solo los gatos, se veía al pintor Mimmo Rotella, cerca de Fontana de Trevi, dirigirse a los muros donde había pegados una gran cantidad de carteles publicitarios del cine, con la cara de Sofia Loren o Anita Ekberg, y arrancarlos furiosamente, en pedazos, hechos trizas, tirándolos por el suelo, y debajo aparecían otros carteles más de anuncios anteriores, que se iban superponiendo unos sobre otros, y finalmente los enrollaba bajo el brazo, y seguía caminando en busca de otros carteles publicitarios que cubrían muchas paredes, con toda clase de anuncios, de modas y detergentes.
Un día lo encontré sentado en la Scalinata di Trinitá dei Monti, y le pregunté si iba a recolectar más carteles, en pedazos, por la noche, y se puso a recitar su poesía fonética con una voz que parecía Bobby Solo, ” Si vuoi avere una casa bella, metti un quadro di Rotella ” gesticulando con los brazos, ” e se il mondo si rivolta, metti un Rotella un altra volta”. Despues bajamos hasta la edicola de Piazza di Spagna, le compre un ejemplar de la revista Playboy, y él arrancó una página, la firmó, y me la dio. Todavía la conservo.
Mimmo, después de salir de Regina Coeli, donde lo habían encerrado los carabinieri por estar fumando porros, porque seguían a este sospechoso ladrón de carteles publicitarios nocturno, pegaba estos trozos de papeles de colores y pedazos de carteles sobre una tela, los firmaba tal cual, y después los vendía. No ponía ni una gota de pintura. Los llamaba “décollages”.
Después llegó desde París el crítico de arte Pierre Restany y dijo que aquellas obras eran ” una nueva realidad”, “o les Réalités nouvélles”, les llamaba, y publicó con un gran artículo en una prestigiosa revista de arte francesa, su famoso “Manifeste des nouveaux réalistes”. Entonces Mimmo Rotella se marchó a París, con la maleta llena de las trizas de los carteles publicitarios viejos de las calles de Roma, descoloridos por la lluvia y la humedad, y después a Nueva York, donde se encontró con César, con Arman, y con otros especialistas en destrozos del arte moderna.
Era fácil, en aquel ambiente ser un galerista o coleccionista, los artistas eran muy accesibles, y todos querían obras suyas. Casi nunca se negaban a vender sus obras, con la excepción de Alberto Burri, o Cy Twombly, o Balthus, que eran muy reservados y enigmáticos, se negaban casi siempre a mostrar o vender sus cuadros. Las obras de Alberto Burri, el mejor pintor abstracto del siglo xx, habían alcanzado precios enormes en el mercado norteamericano.
En esta película, el personaje principal parece que se llama James Figueras. Conocí a un gran coleccionista, en Barcelona, llamado Juan Figueras, o Gianni, que tenía un buen gusto artístico, y también frecuentaba Italia, la Toscana, creo. Situar a Mike Jagger como un excéntrico coleccionista rico, es algo extraordinario, para los que estamos acostumbrados a verlo en un escenario dando saltos.
Pero el lago de Como, con sus villas principescas, tiene una gran tradición antigua, con el arte, sobre todo con los paisajistas ingleses del siglo XIX, que descubrieron los mejores paisajes, ” vedute” y fascinaron a la burguesía y la aristocracia local. En los últimos tiempos también Gianni Versace llenó su espléndida villa, muy cerca de allí, con obras de Clemente, Paladino, Schifano, e incluso un Picasso. Por las calles estrechas puedes encontrarte con el actor inglés George Clooney, se han rodado muchas películas allí, al lado del ” Villa D´Este “.
Situar allí a estos personajes, parece algo normal, porque esto es lo que ocurría. Si no hubiera sido por la pandemia, esta película ya se había estrenado, hace tiempo, pero será un placer ver a alguien legendario como Jagger en una historia como esta, algo insólito, si pensamos que está dando conciertos. Mario Schifano, ya se murió, atravesado por el rayo fulminante de un infarto, y su amiga del alma, Anita, su cómplice extraordinaria de varios años y aventuras, también ha muerto recientemente. Se pelearon definitivamente por un ataque de celos, en Nueva York, porque al parecer Mario le desgarró un vestido nuevo muy sexy que acababa de comprarse, y se estaba poniendo, y esto a ella molestó mucho, no por el miedo de la agresión, sino por el vestido. Mario tenía a veces ataques de furia terribles.
He leído que Marianne acaba de grabar un disco, y me alegro. Ella también llegó a dormir en las calles, por las adicciones, creo, y las malas compañías. Era una chica guapísima, con un gran carisma, y una gran artista. Escribió alguna canción de los Stones.
Había sido una pasión total. Recuerdo que estaba en casa de Mario, en el Lungotevere , de frente a Castel Sant´angelo, en los años 90, cuando le llamó, por sorpresa, Marianne, después de tantos años sin verla. Mario se emocionó, y le dio una cita, la misma noche, le indicó la dirección, y esperó. A pesar de que vivía con Mónica, y con su hijo Marco, de 10 años.
Pasaron las horas y ella llamó de nuevo, porque no encontraba la dirección exacta, estaba en la misma calle, pero no veía la esquina, ni el número. Mario le indicó exactamente el lugar y como llegar.
Al cabo de media hora sonó el citófono, el timbre desde abajo. En ese instante Mario se arrepintió, cambió de opinión, y no quiso recibirla. Sonaba el timbre, y después el teléfono, sin que él respondiera. En el último momento, recordó momentos muy duros. Me contó que la última vez que la había visto, hacía muchos años, tuvo que abandonarla, forzado por la situación. Estaba pasando unos días en Inglaterra con ella, cuando apareció Mike, en los días de fiestas de Navidad, y la convenció de que debía elegir, y sacar a aquel italiano, así que ella no tuvo otra opción que decirle a Mario que debía irse. Entonces él se volvió a Roma, herido en su amor propio, con el rabo entre las piernas. Me mostro diversas fotos, en blanco y negro, de la época, mientras seguía atormentado sin saber que hacer. Eran muy jóvenes, y creo que lo que le asustó era que ella lo viera en su aspecto actual, muy cambiado, después de los años, era una cuestión de narcisismo.
El lago de Como es un lugar con unos paisajes para soñar, con una luz que se refleja en el agua, que produce unas sensaciones extraordinarias, allí he pasado muchísimos días, en Moltrasio, y cruzaba el lago con el “ Traghetto” antiguo y romántico, hasta el pueblo de Torno, situado enfrente, a casa de Gianni Dova. A veces íbamos hasta Villa Carlotta, que tiene un jardín botánico, y con el ferry hasta Menaggio, donde vivió el poeta futurista Marinetti, atravesando la llamada “Isola degli artisti “llamada así porque era una residencia gratuita para los artistas que la solicitaban. Había sido dejada en herencia por Augusto Caprani, al Rey de Bélgica, y al Rey de España, para que se construyeran estudios para pintores, y administrada por la Accademia di Belle Arti di Brera, yo mismo he pasado algunos días allí, con una pintora suiza. Después cruzábamos hasta Bellagio, donde se encontraba la misteriosa Fondazione Rockefeller, y todavía suenan las notas que compuso Vincenzo Bellini. Incluso en días de invierno, cuando el color del agua se confunde con el color del cielo, en la neblina gris, y las siluetas de las montañas son una sombra, parece como una escenografía de la Scala, y se vuelve melancólico, mirando hacia Pian di Spagna, es todo misterioso, con un extraño magnetismo, un sitio para artistas, con la gente muy discreta y elegante. Sería muy interesante poder ver algún día esta película, terminada, y poder ver a Mike Jagger en esta situación, como experto de arte y coleccionista, en ambientes que reflejan las contradicciones del mercado del arte, la creación de los artistas y sus enigmas, y la extraña personalidad de los coleccionistas, atados a los pintores por fuertes impulsos de empatía y compasión. Tienen muchas cosas en común, aparte de capacidad sensitiva de percepción estética visual. Ellos ven muchas cosas que la gente común no puede ver, son capaces de “sentir”, dentro de la obra de un artista, mientras que otros solo pueden ver la superficie de los colores. La atmósfera del lago y su luz mágica son propicias para ver las pinturas en toda su intensidad.
Santiago Palet