Iba a ser una gamberra película para arrasar taquillas, pero no había por donde cogerla. Ni las malas críticas que la precedían mellaron nuestro ánimo a la hora de enfrentarnos a Monster Trucks. La película había sido masacrada y se había guardado bajo llave durante más de un año para evitar repetir en el resto del mundo el desastre de la recaudación americana. Sin embargo…
Todavía estamos buscando a la mente pensante que decidió invertir 100 millones de dólares en una de las peores películas que hemos visto en los últimos tiempos. Y es que a Monster Trucks había por donde cogerla…
Tomando como punto de partida los juguetes de Hasbro, Monster Trucks nos ofrecía un tráiler hace bastante tiempo que tampoco pintaba demasiado mal. La idea era poco atractiva, pero lo cierto es que no descartábamos que pudiese salir una cosa graciosa del experimento. Nada más lejos de la realidad, ya que esta traumática mezcla de animación digital y acción real llega a rozar lo inquietante.
Resulta difícil disfrutar más de dos minutos seguidos con Monster Trucks. Pese a los esfuerzos de Lucas Till (X-Men: Apocalipsis), nada funciona en la cinta de Chris Wedge. Ni tan siquiera la irrupción de viejos rockeros del calibre de Rob Lowe, Barry Pepper o Danny Gloversirve para salvar de la quema a un filme que, por si no fuese suficiente, se dejaba 100 millones de dólares en rodaje. Infame todo.