La cosa nunca habría salido bien. Cuando Disney decidió desarrollar una nueva trilogía de Star Wars, el reto de reconquistar a los fans era la mayor ambición. Tras la segunda tanda de películas perpetrada por George Lucas, se hacía necesario un buen golpe de efecto que nos devolviese la fe en la saga. Así, la compañía comenzaba a tantear el mercado en busca de un director de prestigio para hacerse con las riendas de Star Wars VII.
Ni más ni menos que David Fincher era el hombre elegido. El director de Seven o La red Social es uno de los más brillantes de las últimas décadas, por lo que parecía el tipo optimo de cara a reflotar la saga. Cierto es que a nosotros nos parecía una temeridad, porque Fincher no es de esos tipos que ceden control creativo. Sin embargo, se ve que en Disney no pensaron en eso a la hora de hablar con el director. Si no, atentos a la entrevista concedida por David Fincher a Empire, donde explicaba las razones de su negativa.
“Estuve hablando sobre el tema con Kathleen Kennedy (presidenta de LucasFilm) y, oye, aquello era un chollo”, afirmaba un irónico David Fincher. “No sé qué es peor: ser George Lucas en el plató de la primera parte, con todo el mundo preguntando ‘¿Alderaan? ¿Qué coño es eso?’. Ahí todo el mundo se reía de él, pero no me imagino lo fuerte que tiene que tener uno el estómago para aguantar el éxito de las dos siguientes. Eso es otro nivel. Por una parte, tienes que aguantar que Harrison Ford y Carrie Fisher te usen como percha de los golpes, y por otra parte tienes que estar a la altura de una recaudación de mil millones o mil millones y pico, y eso es otra clase diferente de presión”. ¿Hacen falta más motivos?
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