Hay veces que una película es masacrada sin ningún tipo de pudor. Por alguna razón ajena a su mera calidad, una cinta puede ser arrasada y convertida en un pobre recuerdo de la forma más injusta. Un buen ejemplo lo encontramos con Máquinas Mortales.
Miles de años después de la destrucción de la civilización por un cataclismo, la humanidad se ha adaptado y, ahora, existen gigantescas ciudades en movimiento que vagan por la tierra sobre enormes ruedas absorbiendo a los pueblos más pequeños para obtener recursos. En una de esas colosales urbes Tom Natsworthy (Robert Sheehan), proveniente de la clase baja de Londres, deberá luchar por su vida junto a la peligrosa fugitiva Hester Shaw (Hera Hilmar). Dos opuestos, cuyos caminos nunca debieron cruzarse, forman una peculiar alianza destinada a cambiar el curso del futuro.
La adaptación de la novela de Philip Reeve contaba con guion y producción de Peter Jackson, pero eso no era suficiente para salvarla de la quema. Y es que puede que Máquinas Mortales no fuese la octava maravilla del mundo, pero hay que reconocer que entretenida era un rato. Por eso, hoy apostamos por un filme que encontramos en los catálogos de Netflix.