“Sunshine”, la joya de ciencia ficción que no supimos apreciar

Sunshine

Sunshine

Que Danny Boyle es uno de los mejores directores el planeta lo sabe cualquiera. El responsable de obras tan notables como Trainspotting o Slumdog Millionaire es capaz de impregnar su particular sello en cada película que sale de su mano. Así, cuando en el año 2007 decidió ponerse al frente de una película de ciencia ficción titulada Sunshine, la emoción de todos se disparaba.

Danny Boyle se sacaba de la manga una película sensacional que, curiosamente, pasaba por las pantallas sin pena ni gloria, pero que debería ser imprescindible para los amantes del género. Con un buen puñado de personajes impecables y una propuesta visual insuperable, la película logra tejer una red casi perfecta a la que solo le sobran los últimos minutos. Probablemente, el mejor paseo espacial espacial hasta los de Sandra Bullock en Gravity. Incomprensible que no funcionase en taquilla o que la crítica le diese la espalda.

Sunshine terminaba logrando en la taquilla mundial 28 millones de dólares, a lo que se sumaba la triste cifra de 3 millones en suelo americano. Pobre botín para una película en la que se invertían 40 millones. ¿Lo peor de todo? Pues que ni el tiempo ha servido para poner a Sunshine en el lugar merecido.

¿De qué iba Sunshine?

En un plazo de cinco años el Sol se apagará, y con él se extinguirá la raza humana. La última esperanza de los hombres es el Ícarus II, una nave espacial tripulada por seis hombres y dos mujeres, cuya misión consiste en llevar una gigantesca carga explosiva que insuflaría nueva vida a la estrella y le permitiría volver a brillar, salvándose así la población de la Tierra. El problema es que la nave Ícarus ya había llevado a cabo la misma misión siete años antes y había fracasado.