Pocos como él. La historia del cine no se puede entender sin figuras del calibre de la de nuestro adorado Al Pacino. El veterano actor es de esos que cuentan en su carrera con decenas de papeles memorables. Nadie se atrevería a discutir le como uno de los tipos con más talento que jamás han pisado un set de rodaje.
El padrino, Esencia de mujer, Tarde de perros… Podríamos pasarnos así todo el día. Sin embargo, hubo un tiempo en el que el nombre de Alfredo James Pacino era tan anónimo como el de cualquiera de nosotros. Efectivamente, el chico nacido en Nueva York allá por 1940 poco podía imaginar que se iba a convertir en una estrella incomparable. Atentos, porque así era de niño nuestro queridísimo Al Pacino.