Muy poquitos actores se pueden comparar a Leonardo DiCaprio. Desde sus inicios en la industria ya siendo un chaval, cada vez que se ha puesto delante de las cámaras ha dejado claro que su talento es de otro planeta. Una auténtica bestia de la interpretación capaz de ofrecernos momentos tan brutales como el que se producía en el set de Django desencadenado, la enorme película de Quentin Tarantino.
Imposible olvidarse del infame personaje de Calvin Candi, el esclavista al que conducen los pasos de Django (Jamie Foxx). En el momento en el que todos los protagonistas de la película están sentados en la mesa, Leonardo DiCaprio tenía que levantarse furibundo y golpear una copa. Lo que pasa es que la vehemencia interpretativa del actor provocaba que se cortase realmente la mano, empezando a sangrar de forma copiosa.
Ante la incredulidad de todos los presentes, con la mano llena de sangre, Leonardo DiCaprio continuaba su escena, e incluso pasaba su mano sangrante por el rostro de Kerry Washington, la actriz que interpretaba a la esclava. El resultado era una secuencia tremenda que terminaba quedando en el montaje final de Django desencadenado. Le costaba varios puntos de sutura, pero Leonardo DiCaprio se había marcado un momento memorable.
¿Talento? Se han equivocado y grandemente, lo que cuenta en un actor es su atractivo físico y no su talento. Los mejores artistas de la historia han sido pobres y murieron en la miseria, en cambio, hay actores que actuando son los peores y aun así ganan millones de dólares. Los actores viven de su belleza física.