Es una obra maestra del cine indie. Pequeña Miss Sunshine gira alrededor de una familia, pero no una familia como la de La casa de la pradera. Esta es de las de verdad. De esas plagadas de imperfecciones. De esas que sufren, que discuten y que fracasan una vez tras otra. De la pluma del guionista Michael Arndt (ganador del Premio de la Academia por este libreto) salen media docena de entrañables personajes con decenas de cargas y temores a sus espaldas.
Un abuelo (Alan Arkin) irreverente y cocainómano, un padre (Greg Kinnear) obsesionado con el éxito y fracasado, una madre (Toni Collete) que trata de poner cordura pese a estar sobrepasada por todo, un tío gay (Steve Carell) en plena recuperación tras un intento de suicidio, un hijo (Paul Dano) lector de Nietzsche y que guarda un estricto mutismo y la pequeña Olive (Abigail Breslin), una inocente niña de siete años empeñada en participar en un concurso de belleza infantil. Cada uno de los seis protagonistas de la cinta caminan por el mundo con tintes claramente cómicos, pero sería una torpeza quedarse en la superficie. Todos ellos son más de lo que parecen.
Bajo ese tono amable que impregna una cinta que muchos considerarán un simple entretenimiento, lo que nos encontramos en Pequeña Miss Sunshine es un refinado y retrato de la familia y del sueño americano. Su deconstrucción. Desde el momento en que los protagonistas se embarcan en el periplo resulta evidente que caminan hacia el fracaso. Pequeña Miss Sunshine es enorme y está ya disponible en Disney+.