Se le tiene una manía que no es normal y lo cierto es que no está justificada. Debía ser el enésimo éxito consecutivo de Kevin Costner, pero nada más lejos de la realidad. Waterworld era extraña y parecía acercarse a la autoparodia en muchos momentos, por lo que rápidamente se instalaba en el imaginario colectivo como un desastre en todos los sentidos. La película hería de muerte la carrera del sensacional Kevin Costner, hasta el punto de obligarle a luchar durante décadas con aquel estigma. Injusto, sin duda
Los casquetes polares se han derretido y toda la Tierra está cubierta de agua marina. Los hombres sobreviven en plataformas flotantes y su principal ocupación es la búsqueda de agua dulce, el bien más preciado. Entre ellos circula una leyenda según la cual en algún lugar existe tierra firme. Un viajero errante y solitario que vive del trueque, llega un día a un atolón de chatarra y vende tierra a sus moradores, pero cuando éstos descubren que es un híbrido, mitad pez y mitad humano, lo condenan a muerte.
Dirán lo que quieran, pero lo cierto es que nosotros nos lo pasamos en grande cada vez que vemos Waterworld. La película es un entretenimiento de altura y eso no es poco decir. Así, la cinta se antoja plan ideal para disfrutar por cortesía de Netflix y Filmin.