4. Old Boy: Semejante maravilla como la película de Park Chan-wook no debería tocarse jamás. Y menos si lo haces de forma tan ridícula como Spike Lee. A un ejecutivo publicitario (Josh Brolin) lo secuestran y lo mantienen aislado durante veinte años. Cuando por fin lo liberan, sin darle ninguna explicación, se lanza a una búsqueda obsesiva para descubrir quién orquestó un castigo tan cruel y extraño, pero lo que acaba descubriendo es que sigue siendo víctima de una conspiración.
3. Robocop: Otro bofetón a Paul Verhoeven. Su emblemática película de 1987 volvía en forma de remake en 2014, lo que todavía intentamos olvidar. Año 2028. La compañía multinacional OmniCorp domina la tecnología robótica. Sus robots han ganado todo tipo de guerras fuera de los Estados Unidos y ahora quieren probarlos dentro del país. Por su parte, Alex Murphy, un policía de Detroit, trata de acabar con la ola de crímenes que arrasa la ciudad. Cuando Alex resulta gravemente herido en acto de servicio, OmniCorp utiliza sus conocimientos de ciencia robótica para salvarlo y también para dotarlo de extraordinarias habilidades que le permitirán afrontar problemas fuera de lo común.
2. Cazafantasmas: Cierto es que el reto era de épicas proporciones, pero el resultado difícilmente podía ser peor. Cuando tocas uno de los filmes más idolatrados de la historia, es un riesgo. Los ingredientes del remake femenino de Cazafantasmas parecían más que adecuados para que saliese una cinta divertida, pero todo era fallido en la obra de 2016. Manhattan, Nueva York. Después de casi treinta años sin saber de ellos, los fantasmas y demonios se han vuelto a escapar de los infiernos para destruir la ciudad. Esta vez un nuevo equipo de Cazafantasmas, formado por un grupo de cuatro mujeres, está dispuesto a terminar con cualquier amenaza espectral.
1. Ben-Hur: La liada padre. Una de las mejores películas de la historia encontraba una nueva versión en 2016 que, además de ser un desastre, provocaba una catástrofe económica de épicas proporciones. Judah Ben-Hur (Jack Huston) es un príncipe falsamente acusado de traición por su hermano adoptivo Messala (Toby Kebbell), un oficial del ejército romano. Desposeído de su título y separado de su familia y de la mujer que ama (Nazanin Boniadi), Judah es condenado a la esclavitud en las galeras. Después de varios años, Judah regresa a su tierra natal en busca de venganza, pero encontrará su propia redención.