Son tiempos difíciles para la plataforma de streaming más vista del planeta. Después de que Netflix anunciase el final de las cuentas compartidas, la compañía se enfrenta a una preocupante desbandada de suscriptores. Parece que no fueron capaces de calibrar el impacto real de su decisión y ahora tratan por todos los medios de frenar la sangría que está suponiendo el cambio de política.
La decisión de Netflix se sustentaba en una clara premisa: No se podía mantener la calidad de las producciones si se seguía aceptando el que se compartiese en cuentas. Greg Peters, el nuevo co-CEO de Netflix, ha explicado que la inversión de la compañía durante los últimos cinco años en producciones propias alcanzaba la friolera de los 60.000 millones de dólares. Una auténtica barbaridad.
Sea como fuera, lo cierto es que entre los usuarios no está calando este mensaje. Muchos deciden irse a otras plataformas, por lo que Netflix está lanzando ya nuevas tarifas mucho más reducidas que las anteriores. Tiempos convulsos en la plataforma de streaming.