Respeto eterno a Kevin Kline. Después de cumplir los 70, cada vez que nos encontramos en pantalla con la mirada de este fenómeno recordamos lo que fue en su día. Y es que no vamos a ocultar que se trata de uno de nuestros actores favoritos, por lo que este texto nos duele de una forma especial.
De ganar el Oscar por Un Pez llamado Wanda al olvido. La sensacional trayectoria cinematográfica o y el incomparable talento del versátil actor no le han servido para lograr una continuidad en la gran pantalla. Asombroso, ya que todo apuntaba a que íbamos a encontrarnos ante una de las carreras más importantes de Hollywood. Desgraciadamente, todo se fue al garete.
Con la llegada del nuevo milenio el actor quedaba relegado a papeles en películas menores. Poco aceptable para un tipo nacido para protagonista y que llena la pantalla cada vez que le dan una buena oportunidad. Algunos dicen que el desastre de Wild Wild West (1999) le pasó factura y que fue la razón de casi 18 años de bagaje por el desierto. Alguna joyita como La jugadora (2009), La conspiración (2010) o Mi casa en París (2014) sirven para que Kevin Kline nos deje algunas gotitas de su inconmensurable talento, pero no deja de apenarnos su atronadora ausencia.