Es uno de los mejores directores de la historia del cine. Desde que firmase Zodiac allá por 2007, David Fincher no había logrado una película tan redonda. Si bien es cierto que El Curioso Caso de Benjamin Button, La Red Social o la adaptación de Millenium son obras nada despreciables, ninguna de ellas muestra con tanta rotundidad el desconcertante y estremecedor estilo de un director que no conoce de sonrisas complacientes. En el año 2014, Perdida se convertía en una de la mejores cintas de un maestro.
El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) informa que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa…
La adaptación del best-seller Perdida, de Gillian Flynn, no podía ser más redonda. El thriller con el que se nos agarra en un principio llega, por momentos a arrancarnos confusas carcajadas. Las risas de quien presencia algo que escapa a su comprensión por el mero motivo de que no es su propia vida. La elección del matrimonio como el caldo de cultivo más apropiado para desarrollar el lado más puro y oscuro de las emociones no podría haber sido más acertado. Fincher se encuentra como pez en el agua. Nada le había permitido disfrutar tanto en una de sus insanas construcciones como la novela de Gillian Flynn que toma como punto de partida. Ben Affleck y Rosamund Pike le ponen rostro a esas mil dimensiones con tal maestría, que de ellos extraemos la conclusión más simple del filme: Ambos están jodidamente perfectos. Disponible en Prime Video, Disney+ y HBO Max.