Llevábamos meses esperando la llegada del pasado 28 de abril. Ese era la fecha anunciada por Amazon Prime Video para el estreno de Citadel. Y es que los hermanos Russo (Vengadores: Endgame) ponían todo su talento al servicio de una serie de ciencia ficción llamada a arrasar. Incontables atractivos argumentales, estéticos y de casting que, desgraciadamente, han quedado lejos de lucir como que había esperar.
Hace 8 años de la caída de Citadel. La agencia mundial de espionaje independiente, encargada de velar por la seguridad de todos, fue destruida por agentes de Manticore, un poderoso sindicato que manipula el mundo desde las sombras. Tras la caída de Citadel, los agentes de élite Mason Kane (Richard Madden) y Nadia Sinh (Priyanka Chopra Jonas) intentan escapar con vida, pero pierden todos sus recuerdos. Desde entonces han permanecido ocultos, construyendo nuevas vidas con nuevas identidades, sin ser conscientes de su pasado. Hasta que una noche, Mason es localizado por su antiguo colega de Citadel, Bernard Orlick (Stanley Tucci), que necesita desesperadamente su ayuda para impedir que Manticore establezca un nuevo orden mundial. Punto de partida espectacular para una ficción que, encima, se dejaba la friolera de 40 millones de dólares por episodio.
Desgraciadamente, Citadel queda muy lejos de ser lo que todos esperábamos. Nada está mal en la serie, pero tampoco demasiado bien. Por alguna razón, cuesta sacudirse de encima la sensación de que estamos ante un producto correctito que va con el piloto automático puesto. Citadel nunca llega a caminar con una personalidad propia. Cero riesgos en una serie que se afana tanto en no salirse del guion que no alcanza a tocarnos en ningún momento.
Así las cosas, es difícil no hablar de decepción ante las elevadas expectativas que existían con Citadel.