8. Anticristo (Lars Vin Trier, 2008): Pocas veces el espectador hace tan suyo el sufrimiento en pantalla como en la cinta del cineasta danés. Lars Von Trier es un explorador profesional del lado oscuro del ser humano en su dimensión más despiadada y enfermiza. Todo duele y todo hiere en la historia de esta pareja destruida por la pérdida de su hijo. en cualquier caso, nada es comparable a la mirada de Charlotte Gainsbourg en un flashback sobrecogedor.
7. The Girl Next Door (Gregory Wilson, 2007): No es una cinta muy conocida por el gran público, pero pega muy duro. El estado de Indiana fue el escenario de uno de los crímenes más cruentos vividos por la sociedad americana. Allá por 1958, la joven Sylvia Likens fue secuestrada, torturada, violada y asesinada en el sótano de una familia de vecinos de lo más corriente. Terrorífica historia que, por si no nos dejase suficiente mal cuerpo, resulta que se basa en hechos reales.
6. La Naranja Mecánica (Stanley Kubrick, 1971): La sórdida, cruenta y por momentos desagradable concepción de la violencia y crueldad latentes en la sociedad así como la curiosa visión del mundo penitenciario convirtieron a la película de Stanley Kubrick en lo que es hoy. Prohibida en su día por la censura de muchos estados, pensar en el cine sin encontrar la turbadora obra del brillante y controvertido director se antoja, después de 43 años como un ejercicio incompleto.
5. Irreversible (Gaspar Noé, 2002): Desde las miradas, hasta los gestos. Todo lo que aparece en los planos de Gaspar Noé se clava en el corazón del espectador. Tan magnífica como dolorosa, “Irreversible” sigue perturbando nuestro ánimo en cada nuevo visionado. Inolvidable por lo crudo del momento la polémica secuencia de la violación de Mónica Bellucci durante diez minutos de salvaje plano.