Nos las prometíamos muy felices, pero la cosa terminaba en un auténtico drama. Después de seis películas en compañía de Milla Jovovich, el paladar nos pedía Resident Evil en su pura esencia. Y es que, a pesar de que la saga cinematográfica era bastante disfrutable, el terrorífico espíritu de los videojuegos nunca era atrapado como cabía esperar. Así, el reboot que veía la luz en 2021 provocaba que nuestras ilusiones se disparasen.
La que fue una pujante ciudad sede del gigante farmacéutico Umbrella Corporation, Raccoon City, es ahora un pueblo agonizante del Medio Oeste. El éxodo de la compañía dejó a la ciudad convertida en un erial… con un gran mal gestándose bajo la superficie. Cuando ese mal se desata, un grupo de supervivientes deben unirse para destapar la verdad detrás de Umbrella y sobrevivir a la noche.
Así se presentaba Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, una película llamada a dar el pistoletazo de salida a una nueva saga, pero que ha terminado en batacazo. El filme trataba de ser tan fiel a los videojuegos que terminaba por convertirse en un videojuego con personajes de carne y hueso. La lógica narrativa resultaba desastrosa ante lo que más bien parecían unas fases que vamos cubriendo. Pero la puntilla llegaba por parte un público que le daba mayoritariamente la espalda al filme. La nueva saga de Resident Evil moría así en su primera entrega lamentable. Una pena.