Ha sido un viaje tortuoso y de todo, menos veloz. Tras incontables retrasos y problemas en la producción, The Flash al fin aterriza en las salas de cine de todo el planeta. La cinta lo hace convertida en una de las más interesantes del universo cinematográfico de DC. Si la taquilla responde levemente, James Gunn y Peter Safran, los dos nuevos hombres fuertes de la compañía, le darán luz verde a una secuela que ya se está valorando.
A pesar de que las cosas han salido finalmente bien, la realidad es que el coste se ha disparado a consecuencia de todos esos retrasos en el proyecto de The Flash. Así, la película protagonizada por Ezra Miller, se iba finalmente a unos descomunales 220 millones de dólares, tos convirtiéndose incluso en la película más cara de todas las de la compañía. Una barbaridad.
Ahora llega la prueba de fuego con el gran público. Para que The Flash sea rentable tendrá que firmar datos espectaculares. De conseguir menos de 600 millones de dólares, su futuro quedará pendiendo de un hilo. De momento, las últimas previsiones apuntan a que se podría estrenar en suelo americano con un primer fin de semana de 115 a 140 millones de dólares, lo que supondría una magnífica entrada en el Box Office. Por debajo de eso, problemas.