Una experiencia difícil de definir. Hace años estamos asistiendo a una edad dorada dentro del mundo del documental. Las obras maestras se suceden en el género, hasta el. De que el gran público cada vez se muestra menos reacio a entregarse a ellos. Muchas horas hemos pasado ya dejándonos noquear por Searching for Sugarman, La sal de la tierra, Samsara o The Cove, pero es difícil dar con una obra tan sumamente impactante como El Alpinista.
Es el momento de conocer a un joven canadiense de 23 años llamado Marc-André Leclerc. Es un alpinista, pero escala solo, lejos de los focos. Lo suyo son lugares alpinos remotos, en los que este muchacho de espíritu libre lleva a cabo algunos de los ascensos en solitario más atrevidos que nadie pueda llegar a imaginar. Aun así, apenas llama la atención, moviéndose siempre en pro de la aventura y el disfrute. No hay búsqueda de relevancia alguna. Sin cámaras, sin cuerdas y sin margen para el error, el enfoque de Leclerc es la esencia de la aventura en solitario.
Cada minuto de El Alpinista nos deja más sorprendidos que el anterior. El extraño encanto de Marc-André Leclerc nos va atrapando poco a poco, mientras que sus aventuras resultan cada vez más embriagadoras. Un maravilloso canto a la libertad que incluso supera a otra obra maestra del género como Free Solo. Y es que pocas experiencias arrollan más que la de El Alpinista, en Prime Video.