Hay gente que mola, gente que loa muchísimo y luego ya está Harrison Ford. El actor lleva más de cinco décadas demostrando su talento en cada proyecto, hasta el punto de ser considerado el actor más importante de la historia. No es de extrañar, ya que protagonizar Indiana Jones, Star Wars, Blade Runner o El Fugitivo es motivo más que suficiente para lograr un título de tal calibre.
Sus andares, su sonrisa gamberra, su mirada… Muchas son las señas de identidad de Harrison Ford, pero pocas le identifican tanto como su famosa cicatriz de la barbilla. Una herida de la que hemos encontrado los orígenes.
El bueno de Ford es propenso a perder el control de vehículos. Hace un año se convertía en noticia después de que la avioneta que pilotaba se estrellase. El actor salvaba la vida milagrosamente, pero este no era su primer accidente. Cuando todavía trataba de abrirse paso en el difícil mundo de la interpretación, Harrison Ford trabajaba en los almacenes Bullock de Laguna Beach. Eran los años 60 y el joven saltaba de casting en casting mientras mantenía su modesto puesto de trabajo.
Un día, de camino a los almacenes, Ford se salía de la carretera e impactaba violentamente contra un poste telefónico. El actor sufría varias heridas, siendo una de ellas la que se producía en la barbilla tras golpearse con el volante. La cirugía de emergencia no era todo lo habilidosa que cabía esperar, dejando una marca perpetua en el que se convertiría en uno de los rostros más famosos del cine.
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