La burbuja tenía que explotar tarde o temprano y parece que este es el momento. Después de pasar tiempos aciagos en los 90 y principios de los 2000, el cine de superhéroes empezaba a crecer a lo grande. La trilogía de Batman firmada por Christopher Nolan ya suponía un cambio de tendencia, pero las películas de superhéroes alcanzaban su máxima esplendor con el descomunal plan del universo cinematográfico de Marvel. La Casa de las Ideas elevaba el plan a su máxima potencia en más de dos decenas de películas. Pero todo tiene un fin.
Da la sensación de que con Vengadores: Endgame se tocó el cielo y que, desde entonces, todo ha ido cayendo. Eso por no hablar de la competencia. La crisis en DC es profunda más allá de las cintas de Joker o Batman. Ahora la excepción ya no es que una película de superhéroes fracase. Lo raro es que lo pete. Mientras tanto, en Sony tratan de diseñar un universo cinematográfico de villanos de Spider-Man que no está luciendo muy allá. Meeehhhh…
Los millones de fans que acudíamos en masa cada vez que una cinta de superhéroes se plantaba en nuestras salas de cine hemos empezado a cansarnos. Para colmo, el entramado se ha ido expandiendo también a series de televisión. Ya parece imposible seguir el canon oficial. Ver a tanto superhéroe nos estomaga y el reflejo principal de todo ello son las taquillas de cine.
Seguramente a lo largo de las próximas años iremos asistiendo a cintas de superhéroes que triunfan a lo grande, pero también a decenas de fracasos. Así, la deriva natural será la de que las grandes compañías empiecen a ver demasiado arriesgadas producciones de este tipo, reduciéndose los estrenos drásticamente, lo que llevará al género a ser cada vez más residual. Pero como somos unos auténticos desastres en eso de prever el futuro, tampoco descartéis que estemos a las puertas de la edad dorada del cine de superhéroes.
Han sido 2 décadas, y una barbaridad de películas… pero nunca ha habido como las de Christopher Reeve