¿Puede haber alguien en el mundo que odie Taxi Driver? Pues sí, y no es otro que su protagonista. La película que servía para disparar por completo las carreras de Martin Scorsese y Robert De Niro es una de las más importantes de la historia del séptimo arte. Una auténtica maravilla que, sin embargo, todavía atormenta al viejo Bob. De hecho se niega tan siquiera a hablar de ella, lo que tiene una explicación bastante razonable.
En el año 1981, un tipo llamado John Hinkley Jr. pasó a la crónica negra de Estados Unidos por estar a punto de matar al presidente de Estados Unidos. El hombre disparaba contra un Ronald Reagan que a punto estaba de perder la vida. ¿Y qué pinta Taxi Driver en toda esta historia? Pues se daba la circunstancia de que John Hinkley Jr. se había obsesionado tanto con la película y con el personaje de Travis Bickle que, en su macabra inspiración, llevaba todo hasta el punto de atentar contra el Presidente.
Cierto es que la cosa pudo ser todavía peor y que, afortunadamente, Ronald Reagan salvó la vida. Pero eso no ha impedido que Taxi Driver se haya convertido en un recuerdo amargo para un Robert De Niro que, varias décadas después, se niega a hablar de la cinta.