El director Rian Johnson es un tipo listo. Lo había demostrado con anterioridad gracias a la dirección de la magnífica serie Breaking Bad y a sus largometrajes The brothers Bloom y Brick. La mezcla de ciencia ficción y thriller con el toque independiente que siempre ha caracterizado a Johnson nos regalan una de las obras destacadas del curso. La dirección habilidosa y la poderosa estética nos conquistan desde el minuto uno. Si a esto le añadimos el desarrollo e interés mostrado en la construcción de los personajes, tanto por el guión como por los propios actores, conseguimos una película de obligado visionado y garantizado disfrute.
Como en 2072 los asesinatos están terminantemente prohibidos, las víctimas son enviadas a través de una máquina del tiempo al pasado (2042), donde los Loopers, un grupo de asesinos a sueldo, se encargan de eliminarlas y deshacerse rápidamente de sus cuerpos. El problema surge cuando Joe (Joseph Gordon-Levitt), uno de los Loopers, recibe desde el futuro un encargo muy especial: eliminarse a sí mismo (Bruce Willis).
Joseph Gordon-Levitt y Emily Blunt son dos intérpretes con gran presente y mejor futuro. Por su parte Bruce Willis empieza a merecer más reconocimiento que el de un mero actor de acción. Nuestro queridísimo Bruce es tan hábil con las armas como con los sentimientos. Si algo nos deja mal sabor de boca es el no poder disfrutar más tiempo a dos grandísimos intérpretes como son Paul Dano y Jeff Daniels. Disponible en Netflix.