Partamos de la base de que Joss Whedon es el George Lucas Moderno (con permiso de J.J. Abrams). El tipo los tiene tan bien puestos que es capaz de retomar su injustamente cancelada Firefly (serie emitida entre 2002 y 2003) para convertirla en una auténtica obra de culto. Desde Star Wars no nos lo habíamos pasado tan bien viajando por el espacio. Si solo ves Castle por Nathan Fillon, ya sabes de lo que hablamos: Serenity.
Siglo XXVI. Tras ganar la guerra Civil Galáctica, las dos grandes potencias mundiales, EE.UU. y China, se unen para formar un gobierno totalitario llamado Alianza Universal. El Capitán Malcolm Reynolds es un curtido veterano de la guerra que se gana la vida alquilando su nave, la Serenity y buscando trabajos al margen de la ley. Su única familia es una pequeña y leal tripulación de disidentes y rebeldes. Cuando Malcom embarca a dos nuevos pasajeros, un médico y su inestable hermana, que está dotada de poderes telepáticos, enseguida descubre que ambos son fugitivos de la Alianza y que ésta no se detendrá hasta dar con la chica. Y, en efecto, la tripulación de la Serenity se verá atrapada entre el poderoso ejército de la Alianza y los Ravers, salvajes bárbaros que vagan por los confines del espacio. Así las cosas, empiezan a darse cuenta de que quizá el mayor peligro se encuentra a bordo de la Serenity.
Dejando a un lado el maltrato que todos sufrimos con la cancelación de Firefly, lo que tenemos clarísimo es que el filme de 2005 bien merece una secuela. Cierto es que Serenity ya es considerada película de culto por legiones de fans, pero alguien tiene que empezar a decirlo: Hace falta una secuela… ¡o muchas!
Nunca entendí porque la cancelaron….