Cuando allá por 2005 el hombre murciélago volvía a las pantallas, el escepticismo del gran público era palpable. Joel Schumacher y su Batman & Robin parecían haber herido de muerte al Batman cinematográfico. Poco podíamos imaginar que la trilogía que preparaba Christopher Nolan iba a convertirse en un auténtico hito dentro de la historia del cine y que llevaría a nuestro querido Bruce Wayne al Olimpo de la industria. Pero en los ocho años transcurridos entre las dos “eras” de Batman, en Warner Bros. estuvieron a punto de recuperar al personaje varias veces. De hecho, el proyecto del que hoy os hablamos estuvo realmente cerca de convertirse en realidad.
Tenemos que remontarnos al año 2001. Warner acudía a Frank Miller, el hombre que escribió el origen más emblemático del hombre murciélago en “Batman: Año Uno”. Lo curioso es que la intención de la major no era adaptar tal novela, sino que Miller le diese un nuevo comienzo al superhéroe.
La cinta comenzaría con el asesinato de los Wayne, lo que dejaría a Bruce en la ruina absoluta. Ante la situación, el personaje se vería obligado a sobrevivir en las calles de Gotham. sus pasos le llevarían a terminar como mecánico en el taller de “Little Al” (una especie de Alfred). Allí empezaría a construir sus gadgets y armas hasta llegar a ser el mismísimo Batman.
La historia era evidentemente arriesgada. Los diseños del traje que aquí os dejamos remitían a un Batman mucho más fiel a los cómics originales, lo que contrastaría con lo novedoso del argumento. En 2002 la idea se abandonó en un cajón y Batman volvía a caer en el olvido. Ya se sabe: La noche es mucho más oscura justo antes del amanecer.