Es uno de esos tipos que no necesitan demasiada presentación. El mundo del cine no se podría entender sin la figura de Steven Spielberg. Probablemente estemos hablando de uno de los mejores narradores de la historia del séptimo arte. Un tipo con una capacidad innata para contar historias y que nos ha dejado decenas y decenas de obras fundamentales. Eso sí, una película le marcó tan profundo que incluso estuvo cerca de abandonar sus sueños como director de cine.
Cuando Steven Spielberg vio El padrino, el golpe fue monumental. El propio director explicaba en una reciente entrevista que la película firmada por Francis Ford Coppola allá por 1992 supuso una quiebra en su interior.
“Me quedé hecho añicos por la historia y por la afectación que tuvo en mí, hasta el punto de que sentí que debía dejarlo. No existía razón alguna para seguir dirigiendo porque nunca alcanzaría tal nivel de confianza en la capacidad de contar una historia como la que acababa de vivir. Nunca haría algo así”, afirmaba Steven Spielberg al referirse al impacto que tuvo en su vida El Padrino.
Afortunadamente, Steven Spielberg logró recomponerse del shock y proseguir con sus sueños. De hecho, lo que él vivió con Francis Ford Coppola es lo que muchos hemos vivido con su cine. Dos grandes.
Es del 72, no del 92