Es cierto. Hay películas que nos ponen las pulsaciones a 200 por hora, en las que preferimos apartar la mirada y que nos hacen experimentar serias sensaciones de agobio. Ya si encima nos meten un sustaco que nos hace botar en el asiento, pues ya vamos derechitos a la UCI.
Este hecho no ha pasado desapercibido para la empresa Broadband, quien desde el año 2020 lleva a cabo el llamado experimento The Science os Scare. Su función es encontrar la película más aterradora de todos los tiempos teniendo en cuenta el ritmo cardíaco de los espectadores. La muestra está compuesta por 250 espectadores, viendo cada uno 40 películas al año. Y los resultados son la mar de reveladores.
Hay un título que se ha llevado el primer puesto por goleada. Se trata de la perturbadora Sinister, del año 2012. El filme estaba protagonizado por Ethan Hawke y nos ponía en la piel de un padre y su familia que encontraba una caja con cintas snuff en el desván de su nueva casa… con una maldición a quien las viera. Solo de acordarnos de esa película se nos ponen los pelos de punta.
Por su parte, la medalla de plata se la lleva el mediometraje Host, grabado durante la pandemia con webcam. Una joyita breve pero la mar de intensa. Joya del cine de terror la mar de recomendable.
De esta forma, Sinister y Hust son las dos películas susceptibles de causarnos disgustos particularmente serios y de mandarnos al hospital.