No vamos a mentir: La cosa ya no tenía demasiada buena pinta desde sus primeros avances. Después de haber generado enorme expectación, Diego de la Vega se plantaba en todos nuestros hogares con una serie bastante ambiciosa. Efectivamente, el Zorro saltaba a la pequeña pantalla en un nuevo formato para el famosos justiciero. Una ficción de época como Cid o Sin Límites y que, como las dos anteriores, se ha convertido en un patinazo artístico más que reseñable.
Además de su sentido de la justicia, Diego de la Vega tiene su batalla personal para convertirse en Zorro: descubrir al asesino de su padre. Un propósito vital que no le hará detenerse ante nada ni nadie para descubrir su identidad. La historia de Zorro ya nos la conocemos. Y lo cierto es que Miguel Bernardeau pone mucho de su parte para salvar la papeleta. Su Diego de la Vega es lo mejor de una serie realmente descafeinada. Zorro no funciona en casi ningún aspecto más allá de eso.
Todo intento de darle una personalidad particular y un poco kistch a Zorro se salda con cierto fracaso. Su propuesta visual no seduce, así como la mayor parte de sus decisiones de forma. La sensación que se extiende es la de que se ha buscado demasiado impresionar en lo visual, pero queda lejos de conseguirlo. Para colmo, eso ha provocado cierta desatención en el fondo de la historia, provocando que Zorro se desajuste por todos los flancos. De hecho, las valoraciones del público han sido inclementes con una serie masacrada. Otro patinazo de Prime Video España.