Pensábamos que se venía nueva joyita del terror, pero lo cierto es que nos hemos encontrado una cinta realmente decepcionante. Desde que conocimos que Blumhouse tenía nueva película en marcha y que James Wan sería su productor, todos empezábamos a frotarnos las manos. El título era La piscina y la cinta prometía ofrecernos dosis de terror más que importantes. Algo que quedaba lejos de suceder.
Ray Waller, una estrella del béisbol obligada a retirarse prematuramente a causa de una enfermedad degenerativa, se muda a una nueva casa con su esposa Eve, su hija adolescente Izzy y su hijo pequeño Elliot. El hombre tiene la secreta esperanza de poder recuperarse y regresar al deporte profesional, por lo que Ray convence a Eve de que la fabulosa piscina del jardín de su nuevo hogar será un divertimento para sus hijos y le servirá a él como terapia física. Pero un oscuro secreto del pasado de la casa desatará una fuerza malévola en las profundidades, que irá arrastrará a toda la familia.
Con ese argumento se plantaban nuestras vidas La piscina, una cinta que ya patina desde el momento en el que apuesta por una duración de casi dos horas. El seductor argumento no da para mucho y se va convirtiendo en una pesada losa para una cinta que trata de sobrevivir a base de sustos. Poco más en positivo nos encontramos en un filme que se vuelve pesado en exceso, hasta terminar siendo aburrido. Un camino poco gratificante que nos deja con la sensación de tener una buena idea desperdiciada. De hecho, con poco más de 30 millones de dólares amasados en la taquilla de todo el mundo, La Piscina tan siquiera ha conseguido atraer a las legiones de fans del terror. Una pena.