Ya me gustaría a mi ser igual de tonto y mal actor que Matt Damon pero hay que reconocer que en su carrera, llena de éxitos, hay un gran agujero negro no por algo que hizo mal si no por algo que rechazó. Y lo sabe, tanto que recientemente ha declarado “Me gusta el hecho de que puedo afirmar con orgullo que soy el actor más tonto de todos los tiempos. Soy el peor hombre de negocios” en una entrevista reciente en la que explicó que rechazó formar parte de Avatar , la segunda película más taquilleras de la historia del cine (después de Vengadores: Endgame).
En una entrevista reciente, el actor explicó que James Cameron le ofreció en su día recibir el 10% de las ganancias de Avatar si aceptaba el papel protagonista para interpretar a Jake Sully. Si hubiese aceptado habría ganado 250 millones de dólares ya que la película acumuló más de 2.700 millones de dólares en taquilla. “Pues no me vendrían nada mal”, bromeó Damon. A nosotros tampoco, Matt.
Cierto es que la historia del cine está llena de actores que tomaron decisiones horribles, rechazando papeles que otros convirtieron en leyenda. Eso sí, lo que rechazar ser el protagonista de la película más taquillera de la historia se antoja la peor decisión de la larga lista de las malas decisiones.