Crítica de La sustancia

“La sustancia”, la flamante propuesta de ciencia ficción de 2024 protagonizada por Demi Moore, es lo que obtienes cuando mezclas una idea interesante con un cóctel de clichés y tomas en serio la película hasta límites insospechados. La premisa no está mal: una sustancia alienígena amenaza con destruir el planeta Tierra, y solo un puñado de científicos y soldados pueden salvarnos. Nada que no hayamos visto antes, pero bueno, uno llega al cine con la esperanza de ver algo nuevo. Spoiler: no sucede.

Lo primero que notas es que el guion parece escrito por un chatbot que ha consumido todas las películas de ciencia ficción de los últimos 30 años. Diálogos como “¡No podemos dejar que esta cosa llegue a la ciudad!” o “Estamos jugando a ser dioses” se lanzan sin ninguna vergüenza, lo que nos hace preguntarnos si se rodó en el 2024 o en algún momento perdido de los noventa. Y ni hablemos de los personajes, que parecen sacados de un manual de “cómo ser el estereotipo andante perfecto”. Tienes al héroe atormentado con problemas familiares, la científica brillante que por alguna razón tiene más tiempo para verse impecable que para salvar el mundo, y un general cuyo único propósito en la vida parece ser gritar órdenes y lanzar frases como “¡Cúbranme!” en cada oportunidad.

La sustancia alienígena en sí, que debería ser la estrella del espectáculo, es tan emocionante como ver cómo se seca la pintura. Imagínate un moco gigante, que ni siquiera tiene la decencia de ser aterrador. Cuando la “Sustancia” hace acto de presencia, te hace preguntarte si alguien se quedó sin presupuesto y optaron por CGI de hace dos décadas.

Y hablando de efectos especiales, bueno… si tu idea de “efectos especiales” es un videojuego de PlayStation 2, entonces estarás encantado. En una época donde estamos acostumbrados a ver paisajes espaciales impresionantes y criaturas alienígenas creíbles, “La sustancia” opta por hacernos sentir nostalgia, pero no de una manera buena.

El clímax de la película, por llamarlo de alguna manera, se siente como una obligación más que un momento de tensión. Y lo que es peor, parece que los guionistas se dieron cuenta de que llevaban una hora y media sin hacer nada interesante, así que simplemente lo solucionan todo en los últimos cinco minutos. ¿El mundo está a punto de ser destruido? Tranquilos, basta con apretar un botón y voilà, crisis solucionada.

“La sustancia” es una película que tenía todas las cartas para ser divertida y trepidante, pero que opta por tomarse demasiado en serio, resultando más bien en una hora y media de bostezos y risas involuntarias. Si lo que buscabas era una excusa para desconectar tu cerebro y disfrutar de una tarde de palomitas, te sugiero buscar otra opción. Aquí ni siquiera la sustancia te salva.

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