Coppola arriesga todo: Distant Vision será más ambiciosa que Megalópolis

Francis Ford Coppola, no tiene miedo al fracasos y lo suyo es el cine con mayúsculas. Tras invertir 120 millones de dólares de su propio bolsillo en su ambicioso proyecto Megalópolis, la recepción crítica ha sido dispar y la taquilla mundial es desastrosa, con apenas 10 millones recaudados hasta la fecha. Este resultado supone una pérdida económica considerable para Coppola, quien apostó todo por una película que consideraba su obra maestra, la más importante de su carrera. No obstante, ni la edad (está a punto de cumplir 86 años) ni los problemas financieros parecen frenarle.

De hecho, en vez de considerar la retirada, Coppola ya está planeando su próximo proyecto: una adaptación libre de Los reflejos de la luna, novela de Edith Wharton. Curiosamente, esta obra también fue de gran interés para otro titán del cine, Martin Scorsese, cuando dirigió su versión de La edad de la inocencia. La visión de Coppola, sin embargo, se aleja de la adaptación tradicional, ya que planea convertirla en una comedia musical, inspirada en clásicos del género como La pícara puritana de Leo McCarey. Este cambio de tono refleja su deseo de volver a un terreno que no explora desde los musicales de los años 80 como Corazonada y El valle del arco iris.

Pero lo realmente llamativo es que Coppola ha dejado entrever que Los reflejos de la luna no será su última película. Durante un reciente encuentro con sus seguidores en Instagram, reveló que está trabajando en un proyecto aún más grande y ambicioso que Megalópolis: Distant Vision. Este proyecto, del que ya se habló en 2015, promete ser un experimento cinematográfico sin precedentes, una especie de híbrido entre cine y teatro en vivo. Coppola describe Distant Vision como “cine en vivo”, una obra que se rodará y proyectará simultáneamente, utilizando 22 cámaras para capturar la historia de una familia italoamericana a lo largo de tres generaciones, reflejando el impacto de la televisión y su declive frente a Internet.

El concepto de “cine en vivo” es tan arriesgado como innovador, lo que plantea numerosos desafíos tanto en su realización como en su financiación. La idea de rodar una película de esta magnitud en directo implica un nivel de complejidad técnica y organizativa que va más allá de los parámetros convencionales del cine. Coppola ya hizo pruebas de este formato experimental en la UCLA y en el Oklahoma City Community College en 2015, pero convertirlo en una película comercializable es una tarea monumental. Además, surge la cuestión de cómo distribuir un producto tan único, algo que ya fue un desafío con Megalópolis.

A pesar de todos estos obstáculos, Coppola se muestra determinado a llevar Distant Vision a la gran pantalla. Ha calificado este proyecto como “más ambicioso y difícil de hacer” que Megalópolis, lo que subraya su deseo de seguir explorando nuevos territorios cinematográficos hasta el último momento de su carrera. Al mismo tiempo, pone de relieve su espíritu innovador y su resistencia a conformarse con lo establecido, cualidades que han definido su carrera desde los días de El Padrino y Apocalypse Now.

Con Distant Vision, Coppola no solo busca cerrar su carrera con una obra colosal, sino también abrir una nueva forma de arte, según sus propias palabras. Aunque la industria del cine tradicional puede ser reacia a aceptar este tipo de experimentos, lo cierto es que el director nunca ha dejado que las convenciones o los obstáculos financieros limiten su creatividad. Queda por ver si logrará superar los desafíos que este proyecto plantea, pero una cosa es segura: Francis Ford Coppola sigue siendo un visionario decidido a revolucionar el cine hasta el último día.