Crítica de Santosh (Secretos de un crimen en España): Un thriller social entre la intriga y la denuncia

Sandhya Suri debuta en el largometraje de ficción con “Santosh (Secretos de un crimen en España)”, una película británica que, curiosamente, habla en hindi y que ha sido la apuesta del Reino Unido para los Oscar 2025 en la categoría de Mejor Película Internacional (aunque solo consiguió colarse en la shortlist). Una cinta que, pese a su envoltorio de thriller, es en el fondo una mirada crítica y desoladora a la realidad social de la India rural.

La historia sigue a Santosh, una mujer viuda sin hijos, que hereda el puesto de policía de su marido fallecido. Una premisa que suena a distopía administrativa, pero que responde a un programa real del gobierno indio. La cuestión es que nuestra protagonista, interpretada de forma soberbia por Shahana Goswami, se ve atrapada en un entorno que no le da tregua: un cuerpo policial corrupto hasta el tuétano y un sistema de castas que convierte cualquier intento de justicia en una odisea. ¿La excusa para entrar en materia? El asesinato de una adolescente de casta baja cuyo cadáver aparece en un pozo. Y a partir de ahí, el caos.

Suri construye un neo-noir en clave rural, donde la oscuridad no es solo estética, sino moral. Aquí nadie es del todo limpio, ni siquiera quienes pretenden defender la ley. La directora se aleja del Bollywood colorido y festivo para ofrecer una atmósfera opresiva, casi asfixiante, en la que los tonos terrosos y los silencios pesan tanto como los diálogos. La fotografía refleja la crudeza de esos paisajes áridos y las vidas que allí se arrastran. Y el diseño sonoro sabe cuándo meter el silencio para que el espectador sienta el vacío.

El guion, premiado en el Festival de Sevilla y los BIFA británicos, está medido al milímetro, sin concesiones a la épica. La intriga avanza a paso lento pero seguro, como quien va desenterrando secretos que llevan demasiado tiempo pudriéndose bajo tierra. Hay quien ha comparado esta película con El Cairo Confidencial, y no van desencaminados: ambos filmes muestran sistemas podridos donde el uniforme no te protege, sino que te condena.

En el apartado interpretativo, Shahana Goswami es el alma de la película. Su Santosh es un personaje complejo: vulnerable, pero firme; asustada, pero decidida. Le da la réplica Sunita Rajwar, en el papel de la inspectora Sharma, que se convierte en mentora y aliada, aportando ese contrapunto necesario para que la protagonista encuentre su sitio en un mundo de hombres que la subestima desde el minuto uno.

Eso sí, no todo es perfecto. Algunos giros del guion resultan previsibles y el ritmo, en ocasiones, se resiente. Pero lo que pierde en dinamismo, lo gana en autenticidad. La película es honesta en su denuncia: la brutal desigualdad social, la corrupción policial, el machismo estructural… Suri no se corta un pelo a la hora de mostrar la crudeza de una sociedad que todavía arrastra demasiados fantasmas.

En definitiva, Santosh es un thriller con conciencia, que invita tanto a la reflexión como al suspense. Una propuesta valiente, que sin renunciar al entretenimiento, pone el dedo en la llaga de un país tan fascinante como contradictorio.

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