Misión imposible: Paramount necesita 1.000 millones para salvar la película

El nuevo tráiler de Misión Imposible: Sentencia Final ha sido lanzado como quien saca del cajón los viejos álbumes de fotos: lleno de nostalgia, épica y frases lapidarias. Paramount no se anda con sutilezas: quieren que sintamos que estamos cerrando una era. Y para lograrlo, el avance recurre a una fórmula eficaz y muy emocional: recordar los mejores momentos de las siete películas anteriores, con Ethan haciendo acrobacias letales, corriendo como si el fin del mundo estuviera a cinco metros y desafiando a la gravedad, a la lógica y al sentido común.

Todo para dejar claro que, si esta es la última vez que lo vemos en acción, será por todo lo alto. En esta ocasión, el enemigo a batir no es un dictador megalómano ni una bomba nuclear escondida en una mochila, sino algo bastante más moderno y peligroso: una inteligencia artificial llamada “la Entidad”, que amenaza con arrasar gobiernos, identidades, y quizás hasta las taquillas.

Y, cómo no, el gobierno de los Estados Unidos le entrega las “llaves” de esta misión definitiva. Porque si hay alguien en quien confiar cuando el mundo se tambalea, es en Ethan Hunt y su pandilla de inadaptados de élite.

Un presupuesto que parece ciencia ficción

Pero hablemos de lo realmente escandaloso: los 400 millones de dólares que ha costado esta película. Sí, has leído bien. Cuatro. Cientos. De millones. Y no, no incluyen palomitas. Esto convierte a Sentencia Final en la tercera película más cara de la historia del cine, solo superada por Star Wars: El despertar de la Fuerza (447 millones) y Jurassic World: El reino caído (432 millones).

Entre escenas submarinas, helicópteros volando al borde de la catástrofe y explosiones dignas de una supernova, cada plano parece decir: “Esto cuesta más que tu casa, tu coche y probablemente tu hipoteca”. Paramount, con el corazón en la mano (y la calculadora en la otra), espera una recaudación cercana a los 1.000 millones de dólares para que el proyecto sea rentable. Lo cual, en un mundo post-pandemia y con la competencia de los streamings, no es precisamente tarea sencilla.

Christopher McQuarrie, el director que ha acompañado a Cruise en sus locuras desde la quinta entrega, vuelve a dirigir la función con una idea clara: si hay que cerrar el telón, que sea a lo grande. En el tráiler ya se vislumbran los ingredientes que han hecho de la saga una leyenda: tensión a raudales, acción sin descanso, gadgets imposibles y el carisma inquebrantable de Cruise, que sigue empecinado en hacerlo todo él mismo, incluso colgarse de aviones en marcha si hace falta.

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