La vida es una cuestión de expectativas. Si tú decides promocionar un proyecto como si fuese una auténtica obra maestra, conseguirás qué unos cuántos espectadores piquen el anzuelo en un primer momento. El problema es que desde ahí no queda más que un oscuro precipicio de fracaso.
En Netflix son muy dados a vendernos como si fuese una joya casi cualquiera de sus estrenos. Y de primeras la táctica les funciona. Sin embargo, todo muta en desastre a los pocos días de estrenos de filmes tan desastrosos como Final del trayecto.
Brenda acaba de enviudar y, tras perder su trabajo, se traslada con su familia a la otra punta del país para empezar una nueva vida. En el desierto de Nuevo México, privados de toda ayuda, deben aprender a defenderse cuando se convierten en el objetivo de un misterioso asesino.
Queen Latifah, Beau Bridges, Ludacris y Frances Lee McCain como cabezas de reparto hacían pensar que la nueva apuesta de Netflix iba a funcionar. Nada más lejos de la realidad. La película es un desastre en toda regla. De hecho, más bien conviene hablar de una auténtica ensalada de clichés de hora y media de duración en la que poco o nada se salva. Mala racha llevan en Netflix.