Teníamos puestas muchísimas esperanzas en ella, pero ha quedado muy lejos de lo esperado. Desde que vimos el primer tráiler de Rainbow, nuestras ilusiones se disparaban. Paco León, uno de los tipos con más talento de nuestro país, volvía a ponerse tras las cámaras después de las geniales sensaciones que dejaba con Kiki y con la serie Arde Madrid. Una personalidad arrolladora que parece haberse dispersado demasiado en su nueva apuesta.
Dora es una adolescente con un talento extraordinario para la música y una energía interior difícil de contener. Tras una fuerte discusión con su padre el día de su cumpleaños, Dora se marcha de casa en compañía de su perro Totó y comienza un viaje en busca de su madre, a la que no ha conocido porque desapareció cuando ella era un bebé. Por el camino va haciendo nuevos amigos con los que se embarca en un road trip rumbo a Ciudad Capital, pero también se enfrenta a peligrosos enemigos que tratan de impedir por todos los medios que descubra el misterio de su pasado. Pero la vitalidad y la magia de Dora le ayudan a llegar al final de su viaje, que es el principio de otro.
La propuesta de Paco León no era otra que una suerte de libre adaptación de El Mago de Oz con aire castizo e ibérico. Sin embargo, da la sensación constante de que la historia se pierde en su afán por romper moldes, sin encontrar nunca su propia personalidad. Y es que Rainbow no consigue golpear como cabría esperar.
A pesar del buen hacer de todo su reparto ya que nuestro queridísimo Paco León es de los que arriesgan (lo cuál siempre ha de ponerse en valor), es esta ocasión las cosas no han salido como esperábamos. Rainbow decepciona, pero ya esperamos ansiosos la próxima película de un director sobrado de personalidad.