Es una lástima que el final haya sido tan decepcionante. Cuando la saga Matrix entró en nuestras vidas, pronto detectamos que estábamos asistiendo al nacimiento de unas películas únicas. A nivel de narrativa visual, la película de las hermanas Wachowski lo ponía todo patas arriba. Un camino que parecía llegar a su final con la tercera entrega… o así tendría que haber sido.
Pues bien, en diciembre de 2021 se plantaba en nuestros cines Matrix 4. Un regreso casi dos décadas después, en el que los atractivos eran múltiples. La vuelta de los nombres más ilustres, como Keanu Reeves o Lana Wachowski, no era suficiente para recuperar los días de gloria. Todo lo contrario. Matrix Resurrections alcanzaba finalmente los 157 millones de dólares acumulados alrededor de todo el mundo. Un botín realmente pobre para una película en la que se invertían más de 250 millones de dólares entre producción, distribución y publicidad. Terrible.
¿De cuántas pérdidas estamos hablando entonces? Pues si tenemos en cuenta que las salas de cine se quedan alrededor del 40% del precio de las entradas (62,8 millones), estaríamos hablando de un retorno para Warner de 94,2 millones. Eso, comparado con los 250 millones invertidos en total, arrojaría un saldo negativo de 155,8 millones. Desastre paliado levemente con los beneficios en plataformas y VOD. Insuficiente para salvar de la quema una saga que moría definitivamente. Triste final para Matrix.