Estar a la altura de una leyenda nunca es sencillo. En el año 1987, una de las películas más emblemáticas la historia del cine se plantaba en nuestras salas. Una temible criatura alienígena que se presentaba como Depredador nos ofrecía, junto a Arnold Schwarzenegger, 107 minutos trepidantes y que hoy todavía nos cortan la respiración. Un éxito en toda regla que, como no podía ser de otra forma, tenía su primera secuela tres años después.
Tomando el relevo de John McTiernan, el director Stephen Hopkins asumía el peso antes de devolver a la gran pantalla a Depredador. Una película en la que la temible criatura se plantaba en la ciudad de Los Ángeles.
La historia no era la más original de todas. En la cinta, un grupo de policías de se enfrenta a un misterioso asesino que descuartiza a sus víctimas con un salvajismo inusitado. Pronto, el jefe del grupo, el capitán Harrigan, descubrirá que su enemigo es un alienígena llegado a la Tierra con el único propósito de practicar la caza.
Depredador 2 resultaba un fracaso entre la crítica y la taquilla no era tampoco nada buena (costaba 35 millones de euros y recaudaba 60). Sin embargo, es justo hablar de una película de lo más entretenida. Con un Danny Glover sensacional, la película se tomaba a sí misma como un entretenimiento sin demasiadas ambiciones, algo que no encajaron bien los incontables fans de la película original. Su paso por los videoclubs hizo que la cinta se volviese mucho más rentable, pero la historia ya había decidido condenar al olvido a Depredador 2.
El paso de los años nos ha enseñado que las sucesivas secuelas de Depredador no han sido mucho mejores. Hasta llegar a la innovación de Prey, la realidad es que el efecto inicial de la criatura era irrecuperable. En cualquier caso, hoy rompemos una lanza por una película al más puro estilo ochentero y que bien se puede disfrutar. Depredador 2 no estaba tan mal.