4. Ojos de fuego: Todo proyecto con el sello de Stephen King nos interesa, sobre todo tomando como base un relato tan atractivo como el de Ojos de fuego. No vimos venir que después del minuto 15 de la película todo iba a ser una horterada descomunal. Nada que aportar segunda de las películas más pobres del año y la más floja adaptación de una obra del maestro King.
3. Interceptor: Parecía que nuestra Elsa Pataky iba a volver por todo lo alto con una cinta de acción, pero la cosa no salió demasiado bien. La sensación constante en este thriller es que tranquilamente podría haber firmado la película el Steven Seagal de los peores días. Una cosa es apostar por lo sencillo y otra muy distinta por lo simple.
2. Aguas profundas: Nos las prometíamos muy felices con una película que venía dando mucho que hablar. El alto contenido sexual de la película la relación que en su día se trataba entre Ben Affleck y Ana de Armas parecían razones suficientes como para petarlo. Probablemente, uno de los desperdicios más grandes del año, ya que con una historia de base tan interesante y semejantes actores se podía aspirar a firmar algo más que un tostón.
1. Moonfall: Años atrás queridísimo Roland Emmerich se le fue la mano. Después de pasarse años destruyendo todo en sus películas, se le ocurrió que era el momento ideal de lanzar la luna contra la Tierra. En este caso, puede que si se hubiese centrado más en cosas sencillitas le hubiese lucido la cosa, pero la mezcla alienígena y los libros argumentales terminan convirtiendo la superproducción en un auténtico ridículo.