Tremendamente triste la noticia que nos ha sorprendido en esta tarde de 10 de febrero. Carlos Saura, uno de los directores más importantes de la historia de nuestro país nos ha dejado de forma inesperada. Una insuficiencia respiratoria acababa con la vida de un hombre que, a sus 91 años, lo había conseguido todo. Cierto es que su estado de salud se había deteriorado y particularmente a lo largo de las últimos semanas, hasta el punto de que hace unos días se le entregaba el Goya de Honor en su propia casa. Sin embargo, nadie esperaba el triste desenlace.
Para el recuerdo quedan incontables películas en la filmografía de este auténtico fenómeno que, durante más de seis décadas, mostraba su talento infinito tras las cámaras. Carlos Saura nos deja tras de sí un reguero de obras maestras. La noche oscura, ¡Ay, Carmela!, Taxi, Deprisa deprisa, La caza, Mamá cumple cien años, Carmen… Así nos podríamos pasar todo el día, pero ni con eso alcanzaríamos a abarcar la inmensidad de una figura fundamental. De un artista como pocos ha dado el mundo de la cultura. Un hombre que en Las paredes hablan, su último documental, viajaba al origen del arte. Imposible despedirse con una obra más representativa de la esencia de Carlos Saura.
Ganador del Oso de Oro del Festival de Berlín, candidato al Globo de Oro y al Oscar, dignísimo acreedor de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, así como de la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Hoy nos deja un grande. Lo hace poco más de veinticuatro horas antes de que los premios Goya se rindiesen a sus pies. Si la gran gala del cine español ya iba a ser un homenaje a esta auténtica leyenda, ahora lo será por diez. Gracias por todo, querido Carlos Saura.