Pintaza, pero no ha salido demasiado bien. Hace unos días Netflix lanzaba una película con varios ingredientes realmente interesantes como para convertirse en una joya de su catálogo. Bajo el título de Infiesto, la plataforma de streaming nos ofrecía un thriller policíaco cargado de intriga y en el que todo sonaba particularmente seductor, incluyendo la apuesta por Patxi Amezcua (Séptimo) al frente del guion y de la dirección.
La historia nos sitúa en marzo de 2020. En el primer día del estado de alarma por la pandemia mundial de coronavirus, dos inspectores de policía tienen que acudir a un pequeño pueblo minero asturianas donde ha aparecido una joven que llevaba tiempo desaparecida y que se había dado por muerta. Mientras las tragedias personales azotan a todo el mundo y a los propios protagonistas, los dos detectives empiezan a darse cuenta de que algo realmente temible y oscuro está empezando a suceder.
Así se presenta Infiesto, con una historia realmente sugerente que, sin embargo, va perdiéndose a base de prisas y desmoronándose entre lugares comunes del género. Una auténtica pena, ya que el entorno y las intenciones de la historia daban para mucho. Sin embargo, la película está funcionando a nivel visualizaciones, especialmente por una jugada un poco tramposa de Netflix, poniendo como reclamo de la película a Luis Zahera en todos sus carteles, a pesar de que el dos veces ganador del Goya se deja ver en poco más de tres escenas. Otro atractivo desaprovechado.