James Cameron ha dejado claro por enésima vez que su idilio con el gran público está por encima del bien y del mal. Después de más de una década trabajando en el regreso a Pandora, Avatar: El sentido del agua se convertía en la tercera película más taquillera de la historia del cine. Con casi 2.320 millones de dólares amasados, el filme llenaba las alas de todo el planeta al tiempo que auguraba un feliz futuro para las nuevas secuelas de Avatar.
Como todos sabemos de sobra, gran parte del éxito de las aventuras de Jake Sully y compañía radica en la espectacular apuesta visual. Una maravilla que, tal y como acabamos de conocer, supuso una inversión económica descomunal.
Teniendo unas estrictamente a los gastos en producción, James Cameron se dejaba 400 millones de dólares para hacer realidad lo que vimos en Avatar: El sentido del agua. Ello se sumaban otros 275 millones en una de las campañas promocionales más grandes jamás desarrolladas en la historia del cine. Una auténtica barbaridad. Y es que el día de su llegada a salas, la película ya se había dejado casi 700 millones.
Sea como fuere, lo que está claro es que la inversión resultó de lo más rentable. En Disney están encantados con el resultado de Avatar: El sentido del agua y ya se frotan las manos pensando en la siguiente película.