Venimos diciendo desde hace tiempo que el universo cinematográfico de Marvel atraviesa una profunda crisis y seguramente una de las grandes razones de ella sea la ausencia de Robert Downey Jr. Durante una década, el sensacional actor asumía el peso de las películas de Marvel gracias a su descomunal mezcla entre talento y carisma al servicio de Iron Man. Así, después de su partida en Vengadores: Endgame, las cosas no han hecho más que torcerse.
A día de hoy resulta imposible imaginar a Tony Stark sin el rostro de Robert Downey Jr., pero lo cierto es que los planes de Marvel no pasaban de inicio por él. Tal y como Kevin Feige ha confirmado, el elegido para meterse en la armadura de Iron Man era otro inmenso actor como Clive Owen.
Era el año 2006 y Clive Owen atravesaba un momento profesional espectacular. Según el mandamás de Marvel, “analizamos los requisitos necesarios para ser Iron Man y él cumplía todos los requisitos. Estábamos seguros sería un gran éxito. Y su nombre, por supuesto, era Clive Owen”. Sin embargo, el intérprete se mostraba muy poco interesado en el papel, lo que provocaba que en Marvel terminasen tirando la toalla. Era entonces cuando el nombre de Robert Downey Jr. se ponía sobre la mesa, un actor que venía de años complicados, lo que le convertía en una arriesgada apuesta. Por suerte, su elección terminaba convirtiéndose en el mayor acierto de la historia de la Casa de las Ideas.