Hay películas que se convierten en buenas de tan malas y no vamos a negar que somos muy fans de ellas. El cine de serie B es una mina de oro que alcanza su máxima expresión con proyectos tan cutres y locos como el que hoy nos ocupa. ¿Por qué nadie había mezclado hasta ahora a un tiburón y Drácula? Pues porque carecía de ninguna clase de sentido. Al menos eso pensábamos hasta descubrir Sharkula.
La maldición del Conde Drácula sigue viva en las aguas costeras de una comunidad turística que se encuentra en peligro por una nueva especie de tiburones. El argumento que todos merecíamos. Wild Eye Releasing, la compañía de joyas de culto del calibre de The Velocipastor, es la responsable de ofrecernos una cinta candidata a convertirse en la peor película del año (tiene un 2,8 de nota en IMDb), pero también en la apuesta más loca y divertida.
Por si todavía os quedan dudas de la extravagante apuesta cinematográfica de Sharkula, aquí os dejamos su tráiler para que os podáis hacer una idea. Café para los muy cafeteros.